miércoles, 16 de octubre de 2013


LA FUENTE DE TODO LO QUE EXISTE
¿De dónde viene todo lo que hay? ¿Cuál es la fuente de lo existente?

Una pregunta fundamental sobre la que se edifica el conocimiento humano es esta: ¿De dónde viene todo lo que existe? Por todo lo que existe me refiero lo que sigue: 1) El universo físico visible e invisible; 2) La vida vegetal terrestre y marina; 3) La vida animal terrestre, marina y voladora; 4) La vida personal humana y 5) La vida personal espiritual y toda la realidad espiritual que incluye a los ángeles, a los demonios, el diablo y a Dios. 

Hoy tuve un diálogo muy interesante con un jovencito de 16 años. Me impresionaron sus preguntas, todas tenían que ver con las cuestiones fundamentales de la vida, las cuales están alistadas en las cinco realidades enunciadas en el párrafo anterior.

El diálogo con este joven me desafío sobremanera a dos cosas. 1) Debo interesarme mucho más en los jóvenes de esta edad: no todos están interesados en jugar, en perder el tiempo y en cosas sin importancia, muchos de ellos también están buscando las respuestas fundamentales de la vida. 2) Dios y Jesucristo en base a la Biblia tienen las respuestas a las cuestiones fundamentales de la vida y los seguidores de Jesucristo debemos estar listos para presentar dichas respuestas con convicción y valentía a toda persona; y con mayor razón, a los que las están buscando.

¿De dónde viene todo lo que existe? O lo que es lo mismo, ¿cuál es la fuente de todo lo que existe?  Para responder esta pregunta fundamental solamente tenemos tres únicas opciones. Antes de dar estar tres opciones, quiero decir esto: No se puede negar lo que existe. Existe algo. Existe la vida vegetal. Existe la vida animal. Existe la vida personal. Estas son realidades innegables. Por eso, es muy lícito que los humanos nos hagamos la pregunta de dónde viene todo lo que existe y también es lícito que tengamos o busquemos una respuesta.

La primera respuesta: Todo lo que existe viene de nada. Esto significa que los cielos, el sol, la luna, las estrellas, la tierra, el mar, los cerros chicos y grandes, las plantas, los peces, las aves y los seres humanos tienen su origen en nada.

Nada tendría que haber creado u originado primero algo; luego, del algo, nada tendría que haber creado y originado la vida, me refiero en este caso, a la vida vegetal y a la vida animal. De allí, nada, tendría que haber creado la vida personal, la cual es propia de los seres humanos. Luego, por medio de los seres humanos, que son tangibles, concretos e innegables, nada tendría que haber producido la realidad espiritual, que no es tangible, sino abstracta e ideal. Nada, en consecuencia, habría creado también a los ángeles y a Dios, que representan lo bueno y moral, y a los demonios y al Diablo, que representan lo malo y lo inmoral.

Desde luego, decir que todo lo que existe viene de nada, puede sonar loco, descabellado, no propio de seres racionales e inteligentes, pero es una respuesta. Nada, que por ser la originadora y la fuente de todo lo que existe, tendría que ser eterna y auto existente, ella no tendría ni principio ni fin. Nada ni nadie originó a nada. Todo y todos le deberíamos a ella nuestra existencia. Nada, en cambio, solamente se debe a sí misma.

Nada tendría que ser el objeto de nuestra gratitud y de nuestra devoción. Todos los valores humanos tendrían su origen y su fundamento en ella. Yo no sé sí existen seres humanos que creen que todo lo que existe viene de nada, pero, para mí, al intentar una respuesta a la pregunta de dónde viene todo lo que existe; Nada, como la fuente de todo lo existente, me fue una opción.

La segunda respuesta: Todo lo que existe viene de algo. Para algunos, creer que todo lo que existe viene de nada les puede parecer una locura y un absurdo inconcebible. Por eso, prefieren buscar otra respuesta, otra alternativa, a la pregunta de los orígenes de todo lo que existe, una que les sea más lógica y concebible.

En Cuba dialogué con un hombre que me dijo: Yo no creo que todo viene de nada; lo que creo es que todo viene de la materia. En otras palabras, él aceptaba la idea de que todo lo que existe viene de algo. Él era un materialista.

Cuando era un estudiante en primaria recuerdo haber aprendido este principio: La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma. Aquí está enunciada la creencia en la eternidad y la auto existencia de algo, el cual sería la fuente y la causa de todo lo que existe, exceptuando desde luego a sí mismo, que no tendría ni principio ni fin.

Algo habría traído a la existencia lo existente por medio de un proceso de transformación o evolución. algo, que como ya existía, transformó a todo sí mismo o a parte de sí mismo y produjo así al universo material. Luego, por otra transformación, algo produjo toda la vida, desde la más simple hasta la más compleja.

Algo habría producido la vida vegetal marina y terrestre. También habría producido a la vida animal marina, terrestre y alada. Luego de eso, algo habría avanzado hasta originar la vida humana, que es una vida con personalidad y sustancialmente muy distinta a las otras vidas.

¿Hay personas que creen que algo es la fuente de todo lo existente? Sí, absolutamente. Algo, como el origen de todo lo existente, está íntimamente relacionado intelectualmente con lo que se conoce como la teoría de la evolución, que hoy es dada como un hecho en la educación moderna.

Al igual que en el caso de nada, en lo referente a los ángeles o a un dios o dioses, y a los demonios y al Diablo, algo habría creado a estas realidades espirituales por medio de los hombres, quienes, las habrían inventado o imaginado para explicar lo inexplicable, y para superar con ellos sus miedos y temores.

La tercera respuesta: La fuente de todo lo que existe es Alguien. Para algunos, creer en nada o en algo como la fuente de todo lo que existente es muy difícil; por eso, ellos prefieren y están más abiertos a creer en Alguien como la fuente y el origen de todo lo que hay.

Alguien, como en los dos casos anteriores, también tendría que ser auto existente y tener la capacidad y el poder de traer a la existencia lo no existente, de dar vida a lo no vivo y de dar personalidad a lo no personal.

Alguien habría creado u originado el universo y todo lo que en él existe. Habría traído a la existencia el espacio y el tiempo. Luego, habría traído a la existencia la vida vegetal marina y terrestre, y la vida animal acuática, terrestre y voladora. Por último, habría traído a la existencia la vida personal, que no es otra que la vida humana, la cual es muy distinta a las otras.

Alguien, como en los casos anteriores, también sería la explicación del origen de Dios y de los ángeles, y de los demonios y Satanás. Alguien tendría también la respuesta satisfactoria referente a todos los asuntos que preocupan e interesan al ser humano. En fin, Alguien, como el originador de todo lo existente, también es una opción de respuesta.

De estas tres opciones posibles, nada, algo o Alguien, tenemos que escoger a una de ellas como la fuente de todo lo que existe. Cada ser humano en todo tiempo y lugar tiene que explicar lo existente con una ellas, o con una mezcla de dos de ellas o mezclando a las tres. No creo que hayan más opciones que las planteadas. Al escoger, cada uno va a tener sus razones, sus motivos para su opción.

Por mi parte, me es difícil e imposible aceptar que nada haya producido a algo y a Alguien. Nada como originador de lo existente no coincide con la realidad. De Nada, nada sale. Reitero una vez más, me es imposible aceptar a nada como la fuente de todo lo que existe.

También me es muy difícil aceptar a algo como la fuente de todo lo que existe. Probablemente, podría aceptar a algo como originador de lo que existe que es sin vida y sin personalidad, pero no como originador de lo que tiene vida y mucho menos de lo que tiene personalidad.

En todo lo que existe, lo más elaborado y lo que domina y causa transformaciones planeadas y sustanciales es Alguien, no algo ni nada. El hombre es alguien, no algo ni nada y es él quien ha tenido y tiene la capacidad de crear y transformar la realidad. Se ve la influencia y la capacidad creativa y transformadora del hombre tanto en el mar como en la tierra; también, desde luego, en el cielo. Su capacidad creativa y transformadora afecta positiva o negativamente todo lo existente.

Por eso, me inclino por Alguien como la fuente de todo lo que existe. Ese Alguien sería como el hombre, con su personalidad y poder, pero maximizado y elevado a una potencia infinita, ya que de él proviene todo lo que existe. Alguien con existencia propia y con el poder y la sabiduría para traer a la existencia lo no existente, para dar vida a lo no viviente y personalidad a lo no personal.

Alguien, algo o nada como fuente de lo existente. Decidir por una de estas opciones es un asunto de fe, de creencia.


En la Biblia, la fuente de todo lo existente es Dios, quien es Alguien, una persona, no algo, ni nada. El primer versículo de la Biblia dice: En el principio creo Dios los cielos y la tierra (Génesis 1:1). Luego, el relato bíblico va a explicar resumidamente como fue dando Dios orden, diseño y propósito a los que hay en los cielos y en la tierra. Dios creo la vida vegetal (Génesis 1:11-12), la vida marina, la vida voladora y la vida terrestre (Génesis 1:20-25). Finalmente, Dios creo la vida humana con personalidad como la suya y con capacidades y responsabilidades que no dio a las cosas ni a las otras criaturas (Génesis 1:26-30). De acuerdo al relato bíblico, Dios terminó todo lo que hizo calificándolo de “bueno en gran manera” (Génesis 1:31).

De acuerdo a la naturaleza y al comportamiento de todo lo que existe, el relato de la Biblia respecto al origen de todas las cosas es más fácil de creer y de asimilar para mí. Tiene mas sentido, más sustento y, también, no lo puedo negar, es más fácil de creer, de confiar. La fe es clave en los hechos históricos ya que éstos son irrepetibles. En el asunto de los orígenes, necesitamos tener fe. Dice un texto bíblico: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3).

Esto nos lleva a la realidad de la existencia de Dios, que es un ser personal, sabio, poderoso, distinto de lo que ha creado, y muy superior a su creación y a sus criaturas. Dice otro texto de la Biblia: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1).

En otro lugar, y refiriéndose a lo inexcusable que quedan los hombres que quieren negar la realidad de Dios y de sus obras, dice la palabra de Dios, usando a las obras de Dios como una prueba de la realidad de su existencia: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacer claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:18-21).

Al terminar este escrito, debo declarar lo siguiente: En lo que concierte a los orígenes de lo existente, todo es un asunto de fe. Por fe podemos aceptar que nada hizo al universo y todo lo que en él hay. Por fe podemos aceptar también que algo hizo a este mismo universo y a todo lo que existe en él. Igualmente, por fe vamos a aceptar que Alguien hizo los cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay.

Reitero, nuestra elección es un asunto de fe. Los humanos debemos tener fe. En mí caso personal y particular, creo y tengo fe en que Dios, el Dios personal descrito en la Biblia,  es la fuente y el origen de todo lo que existe. Dice Dios en Su Palabra: “Yo hice la tierra, y cree sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejercito mandé” (Isaías 45:12). Otro texto bíblico dice: Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios (Hebreos 3:4)

Creo en Alguien, no en algo o en nada como el originador de todo lo que mi ojo ve y no ve. Ese Alguien en quien yo creo es el Dios de la Biblia, quien existe por sí mismo, cuyo nombre es Jehová (Éxodo 3:13-17). El Dios de la Biblia, quien dio a su Hijo al mundo para salvar a todo aquel que cree en él (Juan 3:16-18) es el autor de todo lo existente.

Como todos, he tenido que analizar y sopesar los argumentos antes de ejercer mi fe en el Dios de la Biblia, quien amó a los pecadores y por eso Cristo murió por ellos (Romanos 5:8). Mi fe en el Dios de la Biblia, quien resucitó a Jesús de entre los muertos y quien ofrece arrepentimiento y perdón de pecados a todo aquel que cree en Jesús (Hechos 2:38-39), es un hecho sin vuelta atrás.

Al terminar esta reflexión, que ha sido algo larga, quiero dar gracias a Dios por el jovencito de 16 años que me hizo pensar en lo que he escrito y en muchas otras cosas más que, Dios mediante, en otro escrito compartiré. Sus preguntas estimularon mi pensamiento y probaron mi fe en el Dios de la Biblia y en la Biblia misma.

No tengo duda alguna de que la fuente de todo lo existente es Dios, quien es una persona eterna, todopoderosa, apartada del mal, que ama al ser humano, que quiere salvarlo por medio de Jesús y que quiere darle una nueva vida aquí y también en la eternidad.

Ruego al Dios de la Biblia que obre en la vida de este jovencito de 16 para que crea en Jesús y sea así salvo de toda condenación. Ruego por él, para que la salvación de Dios medio de Jesús llegue a toda su familia y a todos los que le rodean.

Él, al igual que todo ser humano, tiene que decidir creer y tener fe en nada, algo o Alguien como la fuente de todo lo que existe y como lo que le sustenta y le da esperanza al vivir en esta tierra.

Yo prefiero y quiero que crea en Alguien, no en nada o algo. El Alguien en quien debe creer no debe ser cualquier alguien, ese Alguien en quien anhelo que crea es Jehová, el Dios personal descrito en la Biblia, quien ha hecho, hace y está haciendo todo lo que quiere y le corresponde hacer para salvar a los hombres de la condenación eterna.

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).