¿De dónde viene todo lo que
hay? ¿Cuál es la fuente de lo existente?
Una pregunta fundamental sobre la que se
edifica el conocimiento humano es esta: ¿De dónde viene todo lo que existe? Por
todo lo que existe me refiero lo que sigue: 1) El universo físico visible e invisible; 2) La vida vegetal terrestre y marina;
3) La vida animal terrestre, marina y voladora; 4) La vida personal humana y 5)
La vida personal espiritual y toda la realidad espiritual que incluye a los
ángeles, a los demonios, el diablo y a Dios.
Hoy tuve un diálogo muy interesante con un
jovencito de 16 años. Me impresionaron sus preguntas, todas tenían que ver con
las cuestiones fundamentales de la vida, las cuales están alistadas en las
cinco realidades enunciadas en el párrafo anterior.
El diálogo con este joven me desafío
sobremanera a dos cosas. 1) Debo
interesarme mucho más en los jóvenes de esta edad: no todos están interesados
en jugar, en perder el tiempo y en cosas sin importancia, muchos de ellos también
están buscando las respuestas fundamentales de la vida. 2) Dios y Jesucristo en base a la Biblia tienen las respuestas a
las cuestiones fundamentales de la vida y los seguidores de Jesucristo debemos
estar listos para presentar dichas respuestas con convicción y valentía a toda
persona; y con mayor razón, a los que las están buscando.
¿De dónde viene
todo lo que existe? O lo que es lo mismo, ¿cuál es la fuente de todo lo que
existe? Para responder esta pregunta
fundamental solamente tenemos tres únicas opciones. Antes de dar estar tres
opciones, quiero decir esto: No se puede negar lo que existe. Existe algo.
Existe la vida vegetal. Existe la vida animal. Existe la vida personal. Estas
son realidades innegables. Por eso, es muy lícito que los humanos nos hagamos
la pregunta de dónde viene todo lo que existe y también es lícito que tengamos o busquemos una respuesta.
La
primera respuesta: Todo lo que existe viene de nada. Esto significa que los cielos, el sol, la
luna, las estrellas, la tierra, el mar, los cerros chicos y grandes, las
plantas, los peces, las aves y los seres humanos tienen su origen en nada.
Nada tendría que haber creado u originado primero algo; luego, del algo, nada tendría que
haber creado y originado la vida, me
refiero en este caso, a la vida vegetal
y a la vida animal. De allí, nada, tendría que haber creado la vida personal, la cual es propia de
los seres humanos. Luego, por medio de los seres humanos, que son tangibles,
concretos e innegables, nada tendría
que haber producido la realidad espiritual, que no es tangible, sino abstracta e
ideal. Nada, en consecuencia, habría
creado también a los ángeles y a Dios, que representan lo bueno y moral, y a los
demonios y al Diablo, que representan lo malo y lo inmoral.
Desde luego, decir que todo lo que existe
viene de nada, puede sonar loco,
descabellado, no propio de seres racionales e inteligentes, pero es una
respuesta. Nada, que por ser la
originadora y la fuente de todo lo que existe, tendría que ser eterna y auto
existente, ella no tendría ni principio ni fin. Nada ni nadie originó a nada. Todo y todos le deberíamos a ella
nuestra existencia. Nada, en cambio,
solamente se debe a sí misma.
Nada tendría que ser el objeto de nuestra
gratitud y de nuestra devoción. Todos los valores humanos tendrían su origen y
su fundamento en ella. Yo no sé sí existen seres humanos que creen que todo lo
que existe viene de nada, pero, para
mí, al intentar una respuesta a la pregunta de dónde viene todo lo que existe; Nada, como la fuente de todo lo
existente, me fue una opción.
La
segunda respuesta: Todo lo que existe viene de algo. Para algunos, creer que todo lo que existe
viene de nada les puede parecer una
locura y un absurdo inconcebible. Por eso, prefieren buscar otra respuesta,
otra alternativa, a la pregunta de los orígenes de todo lo que existe, una que les
sea más lógica y concebible.
En Cuba dialogué con un hombre que me dijo:
Yo no creo que todo viene de nada;
lo que creo es que todo viene de la materia.
En otras palabras, él aceptaba la idea de que todo lo que existe viene de algo. Él era un materialista.
Cuando era un estudiante en primaria recuerdo
haber aprendido este principio: La
materia no se crea ni se destruye, solo se transforma. Aquí está enunciada
la creencia en la eternidad y la auto existencia de algo, el cual sería la fuente y la causa de todo lo que existe,
exceptuando desde luego a sí mismo, que no tendría ni principio ni fin.
Algo habría traído a la existencia lo existente
por medio de un proceso de transformación o evolución. algo, que como ya existía, transformó a todo sí mismo o a parte de
sí mismo y produjo así al universo material. Luego, por otra transformación, algo produjo toda la vida, desde la más
simple hasta la más compleja.
Algo habría producido la vida vegetal marina y
terrestre. También habría producido a la vida animal marina, terrestre y alada.
Luego de eso, algo habría avanzado
hasta originar la vida humana, que es una vida con personalidad y
sustancialmente muy distinta a las otras vidas.
¿Hay personas que creen que algo es la fuente de todo lo existente?
Sí, absolutamente. Algo, como el
origen de todo lo existente, está íntimamente relacionado intelectualmente con
lo que se conoce como la teoría de la evolución, que hoy es dada como un hecho
en la educación moderna.
Al igual que en el caso de nada, en lo referente a los ángeles o a un dios o dioses, y a los demonios y al Diablo, algo
habría creado a estas realidades espirituales por medio de los hombres,
quienes, las habrían inventado o imaginado para explicar lo inexplicable, y para
superar con ellos sus miedos y temores.
La
tercera respuesta: La fuente de todo lo que existe es Alguien. Para algunos, creer en nada o en algo como la
fuente de todo lo que existente es muy difícil; por eso, ellos prefieren y están
más abiertos a creer en Alguien como
la fuente y el origen de todo lo que hay.
Alguien, como en los dos casos anteriores, también
tendría que ser auto existente y tener la capacidad y el poder de traer a la
existencia lo no existente, de dar vida a lo no vivo y de dar personalidad a lo
no personal.
Alguien habría creado u originado el universo y todo
lo que en él existe. Habría traído a la existencia el espacio y el tiempo.
Luego, habría traído a la existencia la vida vegetal marina y terrestre, y la
vida animal acuática, terrestre y voladora. Por último, habría traído a la
existencia la vida personal, que no es otra que la vida humana, la cual es muy
distinta a las otras.
Alguien, como en los casos anteriores, también sería la explicación del origen de Dios y de los ángeles, y de los demonios
y Satanás. Alguien tendría también la
respuesta satisfactoria referente a todos los asuntos que preocupan e interesan
al ser humano. En fin, Alguien, como
el originador de todo lo existente, también es una opción de respuesta.
De estas tres opciones posibles, nada, algo o Alguien, tenemos
que escoger a una de ellas como la fuente de todo lo que existe. Cada ser
humano en todo tiempo y lugar tiene que explicar lo existente con una ellas, o
con una mezcla de dos de ellas o mezclando a las tres. No creo que hayan más
opciones que las planteadas. Al escoger, cada uno va a tener sus razones, sus
motivos para su opción.
Por mi parte, me es difícil e imposible aceptar que nada haya producido a algo y a Alguien. Nada como originador
de lo existente no coincide con la realidad. De Nada, nada sale. Reitero una vez más, me es imposible aceptar a nada como la fuente
de todo lo que existe.
También me es muy difícil aceptar a algo como la fuente de todo lo que
existe. Probablemente, podría aceptar a algo
como originador de lo que existe que es sin vida y sin personalidad, pero no
como originador de lo que tiene vida y mucho menos de lo que tiene
personalidad.
En todo lo que existe, lo más elaborado y lo
que domina y causa transformaciones planeadas y sustanciales es Alguien, no algo ni nada. El hombre
es alguien, no algo ni nada y es él quien ha tenido y tiene la capacidad de
crear y transformar la realidad. Se ve la influencia y la capacidad creativa y
transformadora del hombre tanto en el mar como en la tierra; también, desde
luego, en el cielo. Su capacidad creativa y transformadora afecta positiva o
negativamente todo lo existente.
Por eso, me inclino por Alguien como la fuente de todo lo que existe. Ese Alguien sería como el hombre, con su personalidad y poder, pero maximizado y
elevado a una potencia infinita, ya que de él proviene todo lo que existe. Alguien con existencia propia y con el
poder y la sabiduría para traer a la existencia lo no existente, para dar vida
a lo no viviente y personalidad a lo no personal.
Alguien, algo
o nada como fuente de lo existente.
Decidir por una de estas opciones es un asunto de fe, de creencia.
En la Biblia, la fuente de todo lo existente
es Dios, quien es Alguien, una
persona, no algo, ni nada. El primer versículo de la Biblia
dice: En el principio creo Dios los
cielos y la tierra (Génesis 1:1). Luego, el relato bíblico va a explicar
resumidamente como fue dando Dios orden, diseño y propósito a los que hay en
los cielos y en la tierra. Dios creo la vida vegetal (Génesis 1:11-12), la vida
marina, la vida voladora y la vida terrestre (Génesis 1:20-25). Finalmente, Dios
creo la vida humana con personalidad como la suya y con capacidades y
responsabilidades que no dio a las cosas ni a las otras criaturas (Génesis
1:26-30). De acuerdo al relato bíblico, Dios terminó todo lo que hizo calificándolo
de “bueno en gran manera” (Génesis
1:31).
De acuerdo a la naturaleza y al
comportamiento de todo lo que existe, el relato de la Biblia respecto al origen
de todas las cosas es más fácil de creer y de asimilar para mí. Tiene mas
sentido, más sustento y, también, no lo puedo negar, es más fácil de
creer, de confiar. La fe es clave en los hechos históricos ya que éstos son irrepetibles. En el asunto de los orígenes, necesitamos tener fe. Dice un texto bíblico: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra
de Dios, de modo que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos
11:3).
Esto nos lleva a la realidad de la existencia
de Dios, que es un ser personal, sabio, poderoso, distinto de lo que ha creado,
y muy superior a su creación y a sus criaturas. Dice otro texto de la Biblia: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el
firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1).
En otro lugar, y refiriéndose a lo
inexcusable que quedan los hombres que quieren negar la realidad de Dios y de
sus obras, dice la palabra de Dios, usando a las obras de Dios como una prueba
de la realidad de su existencia: “Porque
la ira de Dios se revela desde el cielo contra impiedad e injusticia de los
hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce
les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de
él, su eterno poder y deidad, se hacer claramente visibles desde la creación
del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no
tienen excusa” (Romanos 1:18-21).
Al terminar este escrito, debo declarar lo
siguiente: En lo que concierte a los orígenes de lo existente, todo es un asunto de fe. Por fe podemos aceptar que nada hizo al universo y todo lo que en
él hay. Por fe podemos aceptar también que algo
hizo a este mismo universo y a todo lo que existe en él. Igualmente, por fe vamos
a aceptar que Alguien hizo los
cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay.
Reitero, nuestra elección es un asunto de fe.
Los humanos debemos tener fe. En mí caso personal y particular, creo y tengo
fe en que Dios, el Dios personal descrito en la Biblia, es la fuente y el origen de todo lo que
existe. Dice Dios en Su Palabra: “Yo hice
la tierra, y cree sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos,
y a todo su ejercito mandé” (Isaías 45:12). Otro texto bíblico dice: Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios (Hebreos 3:4)
Creo en Alguien,
no en algo o en nada como el originador de todo lo que mi ojo ve y no ve. Ese Alguien en quien yo creo es el Dios de
la Biblia, quien existe por sí mismo, cuyo nombre es Jehová (Éxodo 3:13-17). El
Dios de la Biblia, quien dio a su Hijo al mundo para salvar a todo aquel que
cree en él (Juan 3:16-18) es el autor de todo lo existente.
Como todos, he tenido que analizar y sopesar
los argumentos antes de ejercer mi fe en el Dios de la Biblia, quien amó a los
pecadores y por eso Cristo murió por ellos (Romanos 5:8). Mi fe en el Dios de
la Biblia, quien resucitó a Jesús de entre los muertos y quien ofrece
arrepentimiento y perdón de pecados a todo aquel que cree en Jesús (Hechos 2:38-39),
es un hecho sin vuelta atrás.
Al terminar esta reflexión, que ha sido algo
larga, quiero dar gracias a Dios por el jovencito de 16 años que me hizo pensar
en lo que he escrito y en muchas otras cosas más que, Dios mediante, en otro
escrito compartiré. Sus preguntas estimularon mi pensamiento y probaron mi fe
en el Dios de la Biblia y en la Biblia misma.
No tengo duda alguna de que la fuente de todo
lo existente es Dios, quien es una persona eterna, todopoderosa, apartada del
mal, que ama al ser humano, que quiere salvarlo por medio de Jesús y que quiere darle una
nueva vida aquí y también en la eternidad.
Ruego al Dios de la Biblia que obre en la
vida de este jovencito de 16 para que crea en Jesús y sea así salvo de toda
condenación. Ruego por él, para que la salvación de Dios medio de Jesús llegue
a toda su familia y a todos los que le rodean.
Él, al igual que todo ser humano, tiene que decidir
creer y tener fe en nada, algo o Alguien como la fuente de todo lo que existe y como lo que le
sustenta y le da esperanza al vivir en esta tierra.
Yo prefiero y quiero que crea en Alguien, no en nada o algo. El Alguien en quien debe creer no debe ser
cualquier alguien, ese Alguien en quien anhelo que crea es Jehová, el Dios personal descrito en la Biblia, quien ha hecho, hace y está
haciendo todo lo que quiere y le corresponde hacer para salvar a los hombres de
la condenación eterna.
“Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).