viernes, 13 de mayo de 2011

¡NECESITAMOS EL PODER...
QUE DE LO ALTO DEBE VENIR! *

I
¡Qué, débiles ... pero qué débiles
Que somos sin tu poder, oh Señor!
Hoy más que nunca, nosotros, tus hijos,
Somos conscientes de esta verdad.
Por ser nuestra lucha
Contra Satanás y sus demonios,
Contra el mundo y la carne,
Y contra toda suerte de maldad;
Impotentes somos todos,
Sin tu poder, oh gran Señor.

II
Conscientes de nuestra grande necesidad,
Misericordioso y comprensivo Señor,
Venimos ante ti: humillados,
Angustiados y muy necesitados.
A fin de que tu misericordia y piedad
Te hagan socorrernos y restaurarnos
Para avergonzar así a nuestro maligno adversario
Y a sus demoniacas huestes.

III
¡Auxílianos! ¡Socórrenos!
Soberano y Bendito Jehová,
Creador de los cielos y de la tierra.
Sin tu ayuda somos fáciles blancos
Del maligno y de sus huestes;
Te necesitamos desesperadamente,
Todopoderoso Señor.
Necesitamos que nos impartas
Tu fuerte energía y tu grande poder.
Porque no queremos estar ya más
En oprobio ni en afrenta
A causa de nuestra flaqueza y debilidad.

IV
Tú sabes, Todopoderoso Señor,
Que todo el mundo se ha levantado contra ti,
Y que nosotros, tu pueblo escogido,
Sufrimos este levantamiento también.
Es por eso que te rogamos suplicantes a ti
Que nos acompañes en la lucha contra ellos,
Oh buen y misericordioso Dios.
Suplicamos..., rogamos...
Que el poder de lo alto
Venga hoy sobre nosotros.

V
Que tengamos ahora el poder,
El mismo que acompañó a tus siervos,
A los que en antaño te honraron.
Aquellos, que no temieron
Ni a reyes, ni a fieras,
Ni aun a la muerte misma.
Gente que te honró y glorificó
Entregándose aun a la muerte
Por testimoniar a todos de ti.

VI
Es por eso que pedimos
Que nos des hoy de tu poder, oh Señor
Cuán débiles somos sin tu poder, oh Señor
Sin él no podemos, ni podremos
De Jesucristo a otros testificar.
Ni contra el Diablo, ni el mundo,
ni el pecado, triunfar.
Escucha nuestras suplicas
Por amor a tu nombre, Señor.

VII
Úngenos con tu poder
En este tiempo, Señor.
Para que así la gente
Que hoy nos ve pueda saber:
Que tú estás en medio nuestro,
Que nosotros somos tu pueblo amado,
Que hacemos todo lo que hacemos
Porque tú nos lo has mandado
Y porque tú nos fortaleces y ayudas.
Para que así más personas
Se puedan arrepentir
y puedan
A Cristo el Salvador venir
Y a él por siempre servir.
Es para esto que necesitamos el poder...
El poder que de lo alto
Hoy ... hoy mismo debe venir.

Amén.

Trujillo, año 1995.
Trujillo, 17 de mayo de 1998.
Barranco, 5 de Noviembre de 2005
Trujillo, 13 de Mayo de 2011

* Aclaración:

Yo creo que el poder de lo alto ya vino a nosotros en la persona del Espíritu Santo, que esto ocurrió en el mismo momento en que creímos genuinamente en Jesucristo (
Hechos 19:2; Efesios 1:13-14; 1 Corintios 12:13).

Empero, aún cuando esto es así, nosotros a causa de nuestra pecaminosidad, carnalidad, mundanalidad e infidelidad apagamos al Espíritu Santo y es por eso que él no puede expresarse en nosotros como quisiera hacerlo.

Lo que sigue a continuación es fruto de mi estado de ánimo, más que de mi convicción teológica respecto a este tema.

Muchas veces y en muchos lugares del mundo, los cristianos vivimos como si el Espíritu Santo no estuviese en nuestras vidas. No tenemos su poder, su gozo, su consuelo, ni su victoria.

En especial, digo esto porque caemos en pecado muy fácil y constantemente. Guardamos en nuestros corazones codicias necias que van adueñándose de nosotros de tal modo que nos enredamos horriblemente.

He sido testigo de cosas horribles, que deshonran a nuestro Dios, causan desánimo a los creyentes y estorban la conversión de lo que no tienen a Cristo. He visto este tipo de cosas en los 24 años que sigo a Jesucristo. No quiero acostumbrarme a ver esto. Quiero un cambio y es por eso que oré como está escrito abajo. Oro no solo por mí sino por todo aquel que de verdad es hijo de Dios.

Mi escrito es una oración a Dios, la hice en las fechas que están indicadas en el escrito.

Yo anhelo el poder de Dios en mi vida personal y en la vida de la Iglesia de Cristo. No estoy hablando del poder del Espíritu Santo en la forma que pregonan hoy muchas iglesias contemporáneas, que no quiero especificar.

Yo quiero el poder que santifica, que nos aparta del pecado en la vida diaria y que nos hace alertas, cuidadosos y serios al vigilar nuestra vida personal. Quiero el poder que hace que nos arrepintamos de las cosas más mínimas que hacemos mal y que ofenden a Dios y a los que nos rodean. Ya sea solo un mal deseo, un mal gesto, una mala mirada, una mala reacción, una mala palabra, etc.

Quiero el poder que nos hacer parecernos más a Cristo en su carácter.

Creo que me entienden y no sigo más.

¡Qué Dios avive nuestras vidas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario